Hace más de 450 años, Fray Tomás de Berlanga descubrió las Islas Galápagos. Las “Islas Encantadas”, como las describieron en ese viaje, inspiraron la teoría de la evolución de Charles Darwin en 1835, y ahora son Patrimonio Natural de la Humanidad, Reserva de la Biósfera, y forman parte del grupo de Reservas Marinas más grandes del mundo. Nuestras islas son la casa de plantas y animales endémicos y únicos en el planeta, lo que las convierte en un tesoro natural irrepetible de la humanidad.
Si bien tenemos mucha suerte de que estas islas sean parte de nuestro país, durante los últimos años la Reserva Marina Galápagos, que fue creada el 18 de marzo de 1998, ha sufrido una creciente presión pesquera tanto por flotas nacionales como extranjeras. En el año 2020, activistas, colectivos ambientales y organizaciones sin fines de lucro se unieron para solicitar al presidente de ese entonces, Lenin Moreno, la ampliación de la Reserva Marina de las Galápagos y así contrarrestar, entre otras cosas, la sobreexplotación de atún y el desembarque de un gran número de tiburones, incluyendo especies amenazadas.
Gracias a esta participación de organizaciones y de la sociedad civil, más la voluntad política del gobierno actual de Guillermo Lasso, el mundo recibió una excelente noticia cuando el 1 de noviembre de 2021 en la COP26 (Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático) se anunció la ampliación de la Reserva Marina en 60.000 km2 adicionales. Con esta ampliación, se crea un corredor para el tránsito de especies migratorias que están en peligro de extinción que conecta las aguas ecuatorianas con las costarricenses. El anuncio produjo felicitaciones y buenas reacciones por parte de autoridades de todo el mundo e inspiró a otros países a sumarse a proyectos de conservación.
Lo interesante de la ampliación de la Reserva Galápagos, es que contemplaba un canje de deuda externa por bonos azules (estos bonos son emisiones de deuda de renta fija, a través de las cuales sus compradores obtienen una tasa de interés fija en un tiempo determinado). Lo recaudado con la venta de bonos azules debe destinarse a la protección de océanos y fuentes de agua dulce, así se financiarían los cuidados de las islas. Esperamos que llegue a materializarse este mecanismo de financiamiento que da una alternativa que respalda a la conservación.
La ampliación de la Reserva Marina de las Galápagos marca un precedente en la defensa del planeta. Esto nos tiene que motivar a ser ciudadanos más conscientes, a estar más informados e involucrados, y a exigir a nuestras autoridades que cumplan con sus obligaciones. ¿Cómo lo podemos hacer? Sumándonos a las causas de organizaciones como Más Galápagos o Galápagos Conservancy, siguiendo de cerca las acciones del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica en las áreas protegidas, y votando por candidatos que tengan dentro de su plan de trabajo a la conservación como una prioridad. La Reserva Marina Galápagos sufre aún de problemas significativos de pesca ilegal y no selectiva (pesca de especies amenazadas, uso de palangre, uso de plantados)[i] que siguen causando gran daño a la fauna marina, así que debemos estar atentos.
Con nuestros ojos puestos en las Islas Encantados estoy segura de que nuestros hijos y nietos podrán seguir disfrutando de este tesoro nacional por muchos años más.
[i] Si quieres saber más sobre la pesca ilegal en las Islas Galápagos, te recomendamos revisar los siguientes reportajes del medio de comunicación independiente GK:
Sobre la Autora
Mary Paz Bueno Cadena
Abogada especializada en derecho corporativo. Su interés por la sostenibilidad y el cambio climático le llevaron a estudiar un diplomado en Gestión de Cambio Climático Empresarial. Cree que somos capaces de construir un mundo mas justo y sostenible para todos, en especial para los seres que no tienen voz, así como para las futuras generaciones que vivirán en este planeta
Instagram: @marypazbuenoc @elbumeran.ec