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5 datos que debes saber sobre los jugos verdes

Natalia cursaba su maestría en Madrid. En las vacaciones de invierno del 2014 había subido 5 libras así que decidió someterse al plan détox de una de las tiendas orgánicas que estaba en auge en ese momento: 5 días de jugos verdes de desayuno, un almuerzo tipo ensalada, cero dulces y nada por las noches. Además, debía dejar el ejercicio y descansar más de lo normal porque el cuerpo se ponía un poco débil.


La idea le pareció práctica: cada día, en una botella de 500 ml, llegaba un jugo distinto: uno con espinaca y kale, otro con zanahoria y jengibre, uno de chía, otro de remolacha y cayena, es decir, todos los vegetales y vitaminas que el cuerpo necesita para supuestamente tener un aparato digestivo limpio, la piel y el pelo brillantes y las uñas fuertes. Fascinante, sí, pero a Natalia no le funcionó, a pesar de la constancia y pulcritud con la que cumplió las reglas. Le dio dolor de cabeza más de una vez, pasó hambre, se sentía cansada y sin energía y finalmente bajó 3 de las 5 libras.


Los jugos verdes tienen muchos beneficios, pero es importante saber prepararlos y consumirlos. Aquí te contamos algunos datos que es importante recordar:


Estimulan el hígado: romper el ayuno con un jugo verde estimula la producción de bilis, una sustancia que ayuda a digerir las grasas y que se produce en el hígado. Todas las hojas verdes como la espinaca, el kale, la rúcula y albahaca protegen el hígado porque estimulan la producción de bilis, una sustancia que ayuda a digerir las grasas.


El jugo de apio tiene muchos beneficios, pero recuerda comprobar qué tal te sienta a ti, antes de tomarlo de forma rutinaria. Fotografía: Freepik

Son una fuente de nutrientes: la mayoría de vegetales tienen antioxidantes y fitonutrientes. Los antioxidantes ayudan a eliminar los químicos, pesticidas y metales que se acumulan en el cuerpo por la comida, el estrés y el medio ambiente mientras que los fitonutrientes son sustancias químicas naturales que ayudan a reducir la inflamación y por ende, el desarrollo de enfermedades.


El jugo de limón y jengibre es antioxidante. Fotografía: Freepik

Debes prepararlos y consumirlos inmediatamente: cuando los vegetales pasan por un extractor, se separa la fibra del agua y eso hace que sea más fácil que esta se oxide. Si no los consumes justo después de prepararlos, en lugar de nutrientes, estarás tomando “agua oxidada”. 


No reemplazan una comida. reemplazar una comida con un jugo puede hacer a tu cuerpo creer que estás pasando hambre y que acumule la grasa más fácilmente. Además, el aparato digestivo necesita proteínas, fibra, grasas buenas y probióticos para funcionar correctamente.


Si tienen mucho azúcar pueden ser dañinos: muchos jugos verdes incluyen plátanos, manzanas, zanahoria o remolacha, frutas azucaradas. Debes procurar que la proporción entre vegetales y frutas sea de 3:2 porque la cantidad de azúcar que el cuerpo absorbe con un jugo de frutas puede desarrollar resistencia a la insulina. Lo ideal es consumir frutas enteras, no en forma de jugo.


Recuerda que la proporción de frutas sea la adecuada. Fotografía: Freepic

Recuerda que el mejor termómetro del bienestar es hacer conciencia sobre cómo te sientes luego de consumir un alimento. Analiza si te sientes mejor o peor, si tu digestión se vuelve más lenta o eficiente, si realmente cambia tu piel y tu pelo. Sobretodo, evita caer en las tendencias de mercadeo que venden los jugos verdes como détox, reductores de peso y limpieza. Un cuerpo sano funciona y se limpia de forma natural, así que procura comer saludable, hacer deporte, descansar lo suficiente y estar bien emocionalmente.


Sobre la Autora


Julia Escudero


Periodista, video-reportera y Health Coach. Interesada en sanar la relación con el cuerpo a través de la alimentación y un estilo de vida saludable.


Instagram: @sunlight.food

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