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¡Rompiendo paradigmas, la joyería sostenible es posible!

Cuando escuchamos la palabra "sostenibilidad" automáticamente nos ponemos en modo verde; pensamos en eco, planeta, arbolito, tal vez hasta un símbolo de reciclaje llega con su movimiento circular a nuestra mente. Hay asociaciones muy definidas respecto a esta poderosa palabra que actualmente participa como protagonista en más y más sectores: pesca sostenible, agricultura sostenible, arquitectura sostenible, por nombrar unos cuantos.

Plata reciclada, perlas barrocas y esmeralda en bruto. Foto: Daniela Maldonado

Ahora, cuando escuchamos la palabra "joyería" ¿A dónde van tus pensamientos? ¿Se llenan de destellos, oro y piedras preciosas? Y la sostenibilidad... ¿dónde entra aquí si para extraer metales y gemas estamos explotando la tierra?

Con estas preguntas inició nuestro camino hace ya 8 años, en busca de crear un tipo de joyería consciente, amigable con el ser humano y el planeta. Un recorrido mágico, lleno de aprendizajes que trataré de resumir al compartir contigo nuestra historia.

Foto :Joshua Degel - Revista Cosas

Mi mundo cambió de golpe cuando me convertí en madre por primera vez, es más, dejó de ser "mi mundo" para convertirse en "nuestro mundo". Una cantidad de preguntas asaltaban mi mente a diario y la más recurrente era: ¿qué estoy haciendo para dejarle un mejor planeta a mi pequeña Helena?

En ese momento estaba creando joyas bonitas junto a mi socia y madre: Martalía (nuestro negocio familiar lleva su lindo nombre) y a mi hija buscaba inculcarle desde muy pequeña el valor del trabajo, de creer y crear, de construir y cristalizar los sueños, saltando con gracia las barreras mentales del “no puedo” y enseñándole el valor de emprender algo propio.


Además de todo aquello, me comenzó a inquietar profundamente el impacto ambiental que genera nuestra actividad. La problemática en la joyería es bastante similiar a la de la industria de la moda, implica el tema de extracción de metales, principalmente y; además, hay temas sociales como la falta de ética en la cadena de valor. En los temas producción, la bisutería usa materiales de baja calidad y bajo costo que en poco tiempo terminan siendo basura. Así fue que me propuse investigar y aprender sobre cómo podríamos reducir nuestra huella, para que el mundo en el que mi niña crezca, sea definitivamente mejor que en el que crecí yo.

Primero comenzamos en casa. Modificamos algunos hábitos de consumo, las fundas reutilizables llegaron para quedarse, nuestra alimentación comenzó a ser más consciente, iniciamos un mini huerto en el balcón, cambiamos desechables por reutilizables y emprendimos juntas un camino perfectamente imperfecto de cómo ser actores de cambio y no espectadores de un mundo "aparentemente" destinado a derretirse.

Si en casa las cosas podían cambiar de a pasitos… ¡en el trabajo quisimos dar un giro de 180! ¡Y nos lo replanteamos todo!

En el 2013 nos invitaron a participar en un gran evento de moda, en el cual la temática era el SLOWFASHION. Nunca antes había escuchado el término, pero ya con “el bichito verde” instaurado y deseosas de hacer un buen trabajo, nos sumergimos de lleno en la moda lenta. Descubrimos que la joyería y la sostenibilidad sí tenían un futuro juntas. Que más que una moda, la joyería slow es un concepto que vino para quedarse.

Fotógrafo: Roberto Pacurucu. Producción: Karla Paredes. Modelo: Nathaly Quiñonez . Joyas: Martalía

Lo aplicamos desde una visión circular en todo el proceso creativo. Aunque desde el inicio de nuestra marca, nuestros procesos de producción han sido conscientes: no trabajamos en serie, sino piezas únicas, valoramos y enaltecemos la labor manual, utilizamos solamente materiales naturales y respetamos y apoyamos el desarrollo social de nuestros artesanos y orfebres; el reto fue ir más allá. Fue REDEFINIR el lujo. ¿Cómo? Experimentando con nuevos materiales para crear diseños novedosos en los que transformamos, lo que muchos consideran “desechos” en joyas distintas, con alma, con una nueva conciencia.

Algunos de los materiales alternativos fueron: Tetrapak (¡sí! el cartón de leche) convertido en una plancha liviana en donde la pulpa de cartón, el aluminio y el plástico se fusionan simulando una piedra parecida al granito. Hasta el día de hoy, siempre nos preguntan la procedencia de esa “gema exótica” y la cara de sorpresa de las personas es fantástica cuando contamos lo que realmente es.

Collar de seaglass y plata reciclada Foto: Martalia

Utilizamos también desechos electrónicos para crear una línea vanguardista, la cual nos llevó al NYFW el año pasado (New York Fashion Week) . Trabajamos con “seaglass” estos son pequeños pedazos de vidrios de botellas que han terminado en el mar por diversas razones y son reciclados naturalmente por las olas, la arena y el tiempo, en un proceso mágico, parecen piedras pulidas. Utilizamos también desechos textiles para algunas de nuestras creaciones.


Para finalizar quiero contarte que todo este camino recorrido nos llevó a ser CARBONO NEUTRO. Martalía es la primera joyería que se conoce en la región con esta certificación. Medimos nuestra huella de carbono y compensamos el equivalente, apadrinando 14 hectáreas en la Amazonía ecuatoriana. Este es un compromiso ambiental que hemos adquirido sin fecha de caducidad. Rompimos paradigmas y aprendimos que la sostenibilidad es el camino y no la meta.



Sobre la autora


Veronika Sálomon

Tras estudiar comunicación y marketing, encontró su pasión en el mundo de las gemas. Es joyera graduada AJP (Accredited Jewelry Professional) en Gemological Institute of America (GIA) y más adelante realizó un curso de joyería sostenible en una reconocida escuela española.

Co-fundadora de Martalía, un espacio que nace en el 2008 cuando Marta Lía Sánchez y Veronika Sálomon (madre e hija) se unen para crear un nuevo concepto de joyería de autor.

Bajo ese paraguas, han evolucionado y transformado su forma de crear hasta convertirse en la primera joyería Carbono Neutro que se conoce en la actualidad.


Instagram: @martaliajewelry

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