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Marcas comprometidas con el medio ambiente

Les ha pasado que entran a alguna red social y lo primero que ven son noticias o reportes del cambio climático y sus consecuencias; el hallazgo de una nueva isla de basura o la extinción de alguna especie?


A todos en algún momento nos invade el ímpetu y la necesidad de cambiar el mundo y es donde resuena “todo cambio empieza por uno mismo”. Pero no siempre es tan sencillo.


¿Cómo cambiar cuando vivimos en un mundo y una sociedad plastificada?


Desde que nos levantamos, encontramos muchos artículos cuyos envases son hechos primordialmente de plástico: shampoo, jabón, cepillo y crema dental… hasta el cepillo o la peinilla. Y luego nos encontramos con más envases, envolturas y basura plástica; desde un snack hasta una bebida.


El plástico proviene de la destilación del petróleo, mediante la polimerización de los compuestos derivados del gas natural y el petróleo. El 6% de este se utiliza para su producción. El plástico tiene propiedades únicas, que no  se encuentra en otros materiales y son muy valoradas por algunos sectores: poco peso y color, un costo sumamente bajo y gran resistencia a la degradación ambiental.


Las telecomunicaciones, el transporte, la construcción, la medicina, los electrodomésticos y la industria de envases y embalajes son las que más lo aprecian. Pero utilizar masivamente un material tan duradero para objetos desechables es un error de consecuencias catastróficas a nivel global. Entre 2010 y 2013 científicos que estudiaban el cambio climático en los océanos detectaron 5 islas formadas por este material (2 en el Pacífico, 2 en el Atlántico y 1 en el Índico).Los océanos son los más afectados, pues la degradación en el agua es más perjudicial que en la tierra.


Los productos hechos con plástico se han desarrollado velozmente y en grandes magnitudes. Sumado a que los precios pueden ser inferiores a otros naturales y por el perfeccionamiento de la tecnología, el uso de plástico se ha incrementado y con ello su impacto.


En consecuencia, varios ecosistemas mundiales y sus especies están amenazados. Es conocido el caso de tortugas y aves marinas que han muerto por la ingesta de objetos plásticos que les ocasiona enredos, asfixia, estrangulación o malnutrición.


Imagen de ecointeligencia.com y lifeder.com

¿Pero cómo llegamos los seres humanos a utilizar tanto plástico?


Historia


Alexander Parkes, un metalúrgico e inventor inglés; se dedicó durante un tiempo a la elaboración de la goma natural, en un momento en el cual se daban grandes pasos hacia el descubrimiento de la vulcanización. Parkes buscaba sustancias con resultados similares a los de la goma pero para usos más requeridos por la industria. Estudió el nitrato de celulosa y consiguió un nuevo material que podía ser utilizado en estado sólido o fluido, que era rígido como el marfil o flexible, cuyo color era opaco y coloreable, resistente al agua y en el que era posible trabajar con utensilios de metal, estampar por compresión y laminar.


Parkes llamó a este material Parkesina, lo patentó y, aunque no tuvo mucho éxito comercial debido a su elevado costo de producción, fue un paso definitivo en lo que podemos considerar la primera materia plástica. En 1868, John Hyatt (inventor estadounidense), se propuso mejorar la fórmula de Parkes, para un concurso ofrecido por Phetan and Collander, una empresa que fabricaba bolas de billar. Esta ofreció $10.000 a una persona que presentara un material que reemplace el marfil, con el que se hacían las bolas de billar. Hyatt disolvió celulosa en un compuesto de etanol y alcanfor, una sustancia que se usa para fabricar insecticidas y barniz. El resultado obtenido fue el celuloide. Hyatt patentó la celulosa en 1970 y creó la Celluloid Manufacturing Company.


Durante mucho tiempo, el celuloide se usó para fabricar peinillas, mangos de cubiertos, muñecos, dentaduras postizas, armazones de lentes, bolas de ping pong y películas fotográficas. Poco a poco se abandonó la producción de celuloide por el surgimiento de otros materiales poliméricos menos inflamables.


El plástico es un material que el Planeta no puede digerir pues tarda cientos de años en descomponerse en el medio ambiente, hasta 1.000 años según el tipo de plástico.


Pero no todo está perdido, existen emprendimientos y marcas con conciencia ambiental cuyos productos no solo provienen de ingredientes orgánicos sino también sus empaques o envases están concebidos para ser rellenados, reusados y en algunos casos son incluso compostables.  


¿Que tal lavarse el pelo con un shampoo en barra? Esto es posible gracias a Ancestral y sus jabones zero waste (cero desperdicios), ya que vienen  sin envoltorios, listos para ser usados. Dentro de esta misma línea de cuidado personal contamos también con los cepillos de bambú de Epicentre y pasta dental en envase de vidrio, de Munaiki. Si usas desodorante, Nunandes tiene una variedad de fragancias, provenientes de las plantas que cultivan en su propio huerto.


En alimentos, también hay muchas empresas que han optado por dejar los tetra pack y el plástico y unirse al vidrio. La leche de almendra natural o combinada con una exótica fruta como el arashá y la de almendra con cacao, son parte de lo que nos ofrece Inti Munay, agroproductores que venden sus productos en botellas de vidrio, que puedes devolverlas para rellenar e incluso recibes un descuento.


Otra marca que vende productos en envases de vidrio es Longui Conservas. Esta tiene mermeladas naturales a base de jícama (papa blanca de la sierra) y pepinillos encurtidos. Si de bebidas se trata, encontramos una bebida ancestral, energética y llena de antioxidantes como la Guayusa. South American Organics la vende en paquetes reusables de 50 y 120 gramos.


Todos estos productos se pueden rellenar una vez sanitizado el vidrio. De esta forma solo se gasta una vez en el envase.


Estás marca no son las únicas que practican el refill (relleno), cero residuos, al granel o el sin envoltorios. En el mercado ecuatoriano hay muchas que están comprometidas con este tipo de venta.


Ser eco no es algo que se logra de la noche a la mañana y es un proceso que no siempre es fácil. Lo más importante es cambiar el chip y adoptar nuevos hábitos. En algunas ocasiones tal vez nos parezca imposible o muy caro. Sin embargo, debemos pensar si no es más caro seguir consumiendo y contaminando el planeta de la forma que lo estamos haciendo ahora.


Imagen de: http://www.emaseo.gob.ec/servicios-de-gente-para-gente/cifras/

Sobre la Autora


María José Ocampo


Ser humano, interesada en mejorar sus hábitos en favor del planeta. Diseñadora de modas y recicladora desde 2004. Creadora y co-fundadora de 3rBag, iniciativa dedicada a la elaboración de bolsas y bolsos de telas a partir de tejidos reciclados.

Instagram: @majoseoc / @3rbag.ec

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