Más de 26,4 millones de personas por año, entre el 2008 y el 2015, se han visto obligadas a migrar por causas relacionadas directamente al cambio climático. Por su parte, la ONU (Organización de las Naciones Unidas,) ha declarado que en alrededor de treinta años este será el principal problema que enfrentaremos como humanidad.
Si nos ponemos a investigar un poco más a profundidad sobre el tema, nos encontraremos con incontables artículos y estudios que hablan sobre el impacto que tiene este fenómeno en nuestras vidas. ¿Cómo los seres humanos somos los responsables del efecto invernadero? Uno de los causantes es el mal manejo desechos orgánicos en nuestros hogares. Sin ahondar más en pruebas y datos, nos cabe preguntarnos, ¿qué podemos hacer desde nuestros espacios para aportar en el cuidado del planeta?
LA PROBLEMÁTICA
En promedio, una familia quiteña genera aproximadamente 20 kilos de basura orgánica (restos de frutas y vegetales) a la semana, la misma que representa el 60% de los desechos generados en el hogar. Bajo el modelo actual de manejo de la basura, todos estos residuos son mezclados con otros productos como plásticos, vidrios y metales. Después, todos ellos son transportados a los vertederos municipales de la ciudad. Aquí se encuentran en un medio con poca ventilación y, al mismo tiempo, en contacto con otros tipos de residuos, haciendo que los desechos orgánicos entren en un proceso de degradación altamente contaminante y generen grandes cantidades de gases como metano y dióxido de carbono, principales causantes del efecto invernadero del planeta (exceso de gases en la atmósfera que no permite la salida de calor del planeta y ocasiona el calentamiento global).
A esto, debemos sumarle la contaminación de fuentes de agua subterráneas por los líquidos que emite esta mala descomposición, los elevados índices de polución generados por la transportación de estos desechos y todos los problemas sociales y de salud que se encuentran en torno a los vertederos. Luego de esta pequeña reseña, es sencillo llegar a la conclusión de que esta disposición de residuos no es la mejor idea para el planeta.
¿CÓMO APORTAR?
Aquí es donde entra la importancia del compostaje. Muchos habrán escuchado hablar de este término, para otros es aún desconocido; sin embargo, esta práctica es una de las soluciones más eficientes, baratas y fáciles al problema del calentamiento global.
Empecemos por definir al compostaje como el proceso mediante el cual la materia orgánica se transforma en abono. En otras palabras, es lo que hace la naturaleza en condiciones naturales: trasforma lo que acaba de morir en tierra para alimentar a nuevas plantas y generar vida.
Al compostar los desechos orgánicos generados en casa, disminuiremos el impacto ambiental generado por nuestra basura en aproximadamente un 65%, la descomposición se realizará de manera adecuada y la mayor cantidad de los gases emitidos por este proceso quedarán atrapados en el compost (producto obtenido luego del proceso de compostaje). Y, como si esto fuera poco, también ayudaremos a mantener la humedad del suelo y contribuiremos a parar los efectos de desertificación de la tierra.
Solo con observar a nuestro alrededor, podemos darnos cuenta de los efectos del cambio climático. Por esto, es indispensable que pensemos en el manejo que le estamos dando a nuestra basura. Debemos tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos sobre la huella que estamos dejando en el planeta y empecemos a tomar medidas; una de estas soluciones está bajo nuestros pies. Es momento de devolver a la naturaleza lo que nos entrega y empezar a compostar nuestros alimentos en casa.
Sobre los Autores
Carla Rizzo
Project Manager, comunicadora y consultora independiente con experiencia en responsabilidad social corporativa, organizaciones humanitarias y proyectos comunitarios. Actualmente dirige la fundación EPICENTRE, donde trabaja con comunidades en proceso de transición hacia la sostenibilidad, y forma voluntarios para ser guardianes del planeta.
Instagram: @carlarizzo19 /@epicentre_uio
Gustavo Redín Guerrero
Abogado en gobernanza y derechos humanos, experto en derecho ambiental y apasionado por el compostaje.
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