El plástico es un material maravilloso. Sí, como lo leyeron maravilloso, gracias a él alimentos como las carnes están almacenados de forma más segura, hemos podido salvar innumerables vidas al contar con insumos médicos más higiénicos, y ni se diga de los beneficios que ha tenido en campos como la tecnología por ser un material aislante. Es más, la democratización de muchos de los bienes de los que hoy disfrutamos se lo debemos a este material.
El plástico es ligero, fácil de transportar, además de durable y de bajo costo. Sin embargo, hemos confundido su utilidad y ahora es esa misma durabilidad y accesibilidad la que lo han convertido en un material muy peligroso para el medio ambiente. Una bolsa de plástico que puede haber sido usada solo unos minutos tarda unos 150 años en degradarse, mientras que una botella de PET de nuestra bebida favorita puede desaparecer en unos 1000 años; y una vez convertido en microplástico es casi imposible controlar su impacto.
En nuestra región existen ya algunas regulaciones, enfocadas sobre todo al uso de bolsas plásticas. Chile, por ejemplo, fue el primer país en Latinoamérica en prohibir las bolsas de plástico y regula su uso por medio de un sistema de multas. En cambio, en Argentina, específicamente en Buenos Aires, rige desde el 2018 una ley que prohíbe las bolsas plásticas no biodegradables en hipermercados, supermercados y autoservicios. Mientras que en Colombia se han colocado impuestos por bolsa, que son pagados por el
consumidor con el objetivo de ir reduciendo su uso.
Conversamos con Antonella Furlato, Abogada y Magister en Ambiente con especialidad en Cambio Climático, y nos explicó que en el caso de Ecuador, es importante que entendamos que partimos de una ley tributaria, más no de una ley específica de plástico como fue la propuesta inicial de algunos sectores. La ley de Simplificación y Progresividad Tributaria incluye en un par de sus artículos el incremento progresivo del ICE de $0,04 en 2020 al $0,08 en el 2022 solo en las bolsas plásticas “tipo camiseta”, es decir en las bolsas que son de acarreo. Esto comenzará a aplicarse en abril de este año, 90 días desde la vigencia de la ley. No incluye plásticos de tipo industrial, agrícola, o los usados en exportaciones, tampoco los de productos congelados ni empaques primarios, es decir los que están directamente en contacto con el producto.
Además, considera que existen temas pendientes para entender los alcances de esta ley, que son los que se deben cubrir con el reglamento; por ejemplo, a qué tipo y tamaños de bolsa de plástico aplicará este impuesto o quién asumirá el pago, ¿será el cliente? o ¿será el dueño del negocio?
“El reglamento nos va a dar aristas claras de que tan eficiente será la ley, que a pesar de no ser una ley de plásticos, sino una ley tributaria, cumple y cubre aspectos básicos que nos gustaría que cubra una ley de plásticos”.
Por su parte, Génesis Solórzano, Coordinadora de PlastiCo Project en Santo Domingo, considera positivo que se haya aprobado una ley que considere regular con impuestos el uso de bolsas plásticas. Sin embargo, cree que existe una gran oportunidad socializando este tema, en especial por fuera de las ciudades principales (Quito, Guayaquil y Cuenca), donde todavía queda mucho por educar antes de imponer un impuesto. Es así, que capacitar a las personas que atienden en los locales comerciales también podría ayudar a un mejor entendimiento e implementación de esta ley.
Es evidente que el excesivo consumo de plástico ha ganado mucha relevancia en los últimos años. Vivimos ahora una verdadera emergencia mundial y de cierta manera es gratificante ver cómo se empiezan a tomar acciones, a pesar de que las leyes todavía están lejos de ser las ideales.
En nuestra agenda local quedan algunos pendientes. Los dos más importantes: educar sobre la problemática del plástico y presionar por la aprobación de una ley que sí tenga especificaciones técnicas e incluya la regulación de otro tipo de plásticos de un solo uso.
Sobre la autora
Daniela Álvarez
Creadora de @nunalifestyle.
Comunicadora y MBA en Emprendimiento e Innovación. Actualmente se desempeña
como marketera y se define como fan de
las marcas con triple impacto. Cree en el
consumidor como agente de cambio.
Instagram: @danyalvarezy
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